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dilluns, 12 de desembre del 2011

CC69 - No estábamos solos.

No sabía que en la guerra hay monstruos más terribles que el hombre. Aunque debería haberlo imaginado, pues no soy el único que los ha visto. Matt, el último compañero de la base, el que me acompañó a la quinta expedición por el sector oeste de la zona, desapareció por uno de esos agujeros, entre gritos de socorro y de dolor. Tan sólo logré escuchar el estallido de sus huesos fracturándose, después de que su voz se apagara por completo.
Maldita guerra.
Malditos ricos.
Hacía más de un mes que había estallado este estúpido conflicto bélico del que no somos más que carnaza —tanto nuestro bando como el enemigo del país al que sirvo—, para que los intereses de nuestros mandatarios no se vean afectados por tratados estúpidos de lo que alguien bautizó como el “libre comercio”, “globalización” o alguna gilipollez en jerga culta e intelectual, de la que no más del diez por ciento de la población de mi país ha comprendido alguna vez en su vida. Conclusión: petróleo, armas y control del mercado mundial.
Y yo aquí, estúpido de mí, que podía estar sentado en el despacho del buffet de abogados de mi padre, ganando una pasta gorda y defendiendo casos de corrupción política y dejes y malentendidos de las altas esferas de la sociedad americana. Pero no. Me gusta la acción, la aventura, el riesgo. Y odio a mi padre. Por eso me gusta disparar a todo lo que se mueva. Pero esta vez… Irán queda ya muy lejos. Kosovo no es más que un recuerdo. Todo fue fácil entonces. Aquello eran guerras como las de antaño: hombres contra hombres; armas contra armas. Pero ahora… hay algo más… escondido entre esos agujeros negros, que nos acechan constantemente.
Veo a uno de mis enemigos corriendo delante de mí. Me agazapo entre las rocas y le apunto, le centro en mitad de mi punto de mira y lo voy siguiendo lentamente mientras acaricio el suave y frío gatillo. No me atrevo a disparar. Puedo observar, a través de la mira telescópica, el horror que reflejan sus ojos.
Pestañeo una vez.
Continúo siguiéndolo con el punto de mira.
Pestañeo una segunda vez.
Veo como alza los brazos y desaparece por una grieta formada en esa tierra caliza y pétrea, rojiza, como la sangre que brota de esa misma grieta cual geiser a punto de liberarse.
¡Dios! Me sorprendo gritando a mí mismo, presa del pánico. He escuchado un ruido a mi espalda. No hay nada.
Las piernas me pierden las fuerzas y consigo deslizar la mochila que carga mi espalda por las accidentadas rocas que me ocultan del flanco contrario. Apoyo el fusil en mis rodillas y miro, atemorizado a cualquier ángulo en el que tenga visibilidad. No veo nada ni nadie.
La radio dejó de funcionar hacía un par de días. Aparte de Matt, no tengo conocimiento de cuántos camaradas quedan cercanos a la base de reconocimiento.
Solo espero que alguien consiguiera localizar a los refuerzos, que les apremiara a socorrernos.
Y, sobre todo, que les hayan informado que aquí, en esta maldita guerra, no estamos solos.




Pd: Brian. Tenía que hablar de guerra, porque estaba cantado. Tenía que hablar de "algo más oscuro", por quien propuso la frase. ;)

15 comentaris:

Sara ha dit...

Magnífica historia y maravillosa narración! Me ha encantado y presiento que a Brian le va a conquistar ;)

Malena ha dit...

Me encanta como has manejado el misterio del siniestro y oscuro enemigo. Muy buena narración y muy buena historia.

Jan Lorenzo ha dit...

Nos dejas en vilo tratando de imaginar que horror se esconde en esos agujeros formados en el suelo y para qué han venido... Genial, como siempre.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Pugliesino ha dit...

El instante en que todo lo aprendido, todo lo recibido, es apartado bruscamente como algo secundario, y el soldado se convierte en certero cazador que protege la hora de su muerte.
No está solo, tiene balas.

Me encantó la atmósfera creada, un escenario magníficamente bélico :)

atenea ha dit...

Me uno a Niobiña!! Necesito saber más sobre esos agujeros xDDD Aunque también me gusta que me dejes pensando... ahora estoy indecisa jajaja

Genial, como siempre. ¿Y por qué será que siempre luchan los mismos y mueren los mismos? Asco de mundo.

Besos!! :)

Jara ha dit...

después de tanta guerra leída creo que tendré que empezar a mirar detrás de mis espaldas...

Pero como siempre has creado la situación de tal forma que hasta la propia palabra parece atractiva.

sigue creando que aún enfermo lo haces bien.

besotes petardo

El mundo de Yas (Andrés) ha dit...

yo soy muy cortico a veces, ¿¿he entendido una guerra entre dos + un invitado monstruoso?? je
Genial historia de guerras, abrazote company.

Mundoyás

Juan ha dit...

Hola de nuevo

Je, je, je, en ese campo de batalla había, realmente, algo peor que el enemigo humano.

Muy bien escrito.

Un saludo.

Juan.

Emma Grandes ha dit...

Un gran relato perfectamente escrito! Nunca estamos solos ;) Enhorabuena y gracias por permitirnos pasar un buen rato leyéndote.

Te vigilo desde mi mirilla :)

Rebeca Gonzalo ha dit...

Logras que nos preguntemos qué es lo que asustaba tanto a ese valiente soldado. Un placer leerte.

Besotes.

Reithor ha dit...

Una gran escena de acción, en la que no se espera uno que haya gusanos gigantes zampándose afganos :)

Larisavel ha dit...

Buena historia! es una ideaza lo de esos agujeros. Yo también buscaba eso que fuera mas terrible que el propio humano, pero es que es el hombre es tan chungo que no se me podia ocurrir nada mas, jeje.

Besazoooo

Hada de las frases ha dit...

Manejas el misterio con mano firme, dándonos los detalles justos para fabricar una atmósfera que nos pone en alerta y manteniendo la intriga al máximo. 

Te dejo besos y polvo de Hada.

alguien ha dit...

Estupendo que mantengas el misterio y, con todo, nos transportes a la guerra. Un honor, querido Hell, un honor :)

El Pistolero ha dit...

Esto huele a otra guerra allende de nuestras fronteras. Vamos, en otro planeta...

Nos presentas a un personaje muy en tu línea. Un canalla de cuidado, más preocupado de pegar tiros que de los motivos para hacerlo. No es que los desconozca, ni que por desgracia no sean reales, si no que le siguen encantando los tiros.
Cómo te gustan estos temas, socio ;)