Quizá esté loco, lo sé,
pero no había otra manera de conseguirlo; así que alicaté la quijada de ese
maldito monstruo al suelo, insertándole acto seguido unos ganchos por las fosas
nasales, y tiré con fuerza hacia atrás, dejando a la vista hasta las mismas entrañas
del diablo. Era la única forma de poder introducir el brazo a través de sus
fauces sin que me lo arrancara de un mordisco. Maldito bicho.
Hurgué en su interior,
percibiendo que era frío y húmedo, moviendo con fuerza mis dedos para apartar y
arrancar cualquier impedimento hasta acceder a la cavidad. Temía que esa
repugnante bestia tuviera en su interior una suerte de agallas en las que
quedar aprisionado, dejándome atrapado a su merced. Pero mis dedos fueron
rápidos, penetrando por la garganta, reventando las paredes que sostenían su
nuez, y llegando hasta sus pulmones esponjosos rellenos de mugre. Allí estaba
la llave. La agarré con fuerza y tiré hacia fuera, llevándome parte de la
traquea que quedó colgando de su boca como un enorme cigarrillo mojado.
Tenía que salir de allí
cuanto antes. No sabía si habría alguien más cerca de aquel lugar olvidado. Al
girarme pude verle, con su boca encadenada al suelo, inmóvil, mirándome con sus
ojos llenos de rabia. Agitaba la cabeza para intentar liberarse, desgarrándose
su nariz grotesca con los ganchos que lo frenaban. Sus rugidos rebotaban contra
las paredes del hangar, reverberando en mi cabeza, haciéndome ensordecer.
La salida no quedaba muy
lejos. Una centena de metros, quizá un poco más. Tenía las piernas magulladas,
y el pie no dejaba de sangrar, pues la suerte fue poder echarlo hacia atrás en
el momento en que se lanzaba a darme un segundo mordisco.
Justo cuando llegaba a la
puerta, un ruido a mi espalda me hizo temer lo peor. Al girarme pude ver que se
había liberado, y que venía corriendo hacia mí poseído como un demonio. Sus
dientes volvían a ser visibles, chocando entre ellos en cada trote,
masticándose el colgajo de traquea sin inmutarse.
Presa del pánico, conseguí
introducir la llave en el bombín, girándola hacia ambos lados para saber cuál
era el correcto. Notaba que se acercaba. Más. Mucho más. Hasta que la llave
consiguió dar el giro completo, haciendo saltar los resortes y, empuñando con
fuerza el mango, abrí de un empujón la puerta. Me desgarré el hombro al salir
por el mínimo espacio; el suficiente para poder cerrarla de nuevo y escuchar
esa maldita bestia dando cabezazos contra el hierro de los paneles.
Respiré hondo y miré a mi
alrededor. La gente que pasaba por allí me miraba con rostros sorprendidos. Me sequé
la frente y abandoné el almacén, jurando que la próxima vez que me llamaran
para cuidar un perro les diría que su puta madre.
9 comentaris:
Inmejorable. Se te da bien esto de los relatos de terror. Deberías participar en el concurso del que tanto habláis en Nuncajamás je, je.
¿De verdad era un perro? Me has engañado totalmente je, je.
Besotes.
Estoy en ello, Sechat. Pero para participar en ese certamen se ha de ser muy bueno, y no un manchafolios como yo... :)
Besos, jefa!!! XDDD
Me gusto mucho la primera parte, la descripción de como obtiene la llave. Menos la de la huida, como que pierde fuerza respecto a la primera. Y de repente es un perro. Interesante.
Un abrazo
www.utopiadesueños.com.es
¡Por un momento creía que no iba a lograr escapar de tan enorme bestia! Me ha gustado mucho, un saludo.
Por un lado no me gusta el final, que fuera un perro, aunque reconozco que me ha parecido gracioso, el broche final me refiero. Pero desde luego disfrutando como hago de tu mano negra hubiera preferido que de un hombre se tratara y otra historia fuera la culpable de tal horror!
un besote capullo
Jeje, por un momento pensé que era un monstruo de verdad. Y concuerdo con el comentario de Jara.
De manchafolios nada Hell, posees calidad suficiente para participar y tanta como para aspirar a ganar.
Fiel a un estilo, sin que ello signifique inmovilismo, has ido enriqueciéndolo desde que tu primer relato con esa esencia apostando por ella y, como hemos visto a través de los que has ido escribiendo, logrando un sello propio, inalterable, por mas campos con los que te fueras atreviendo.
Llevas a lector por el borde del abismo, siente la estrechéz de la senda por donde va leyendo y atrapado, sin posibilidad de dar marcha atrás (sin querer dejar de leer) presintiendo la muerte, el miedo, el sabor del género, hasta que el final nos sobrecoge o sorprende.
\=/ chapeau, un abrazo!
Bueno, bueno, bueno... ¡Qué forma de narrar! Ahora soy yo la que se quita el sombrero ante ti.. Me ha gustado muchííísimo. Me ha gustado la redacción, la variedad del vocabulario, la rapidez, y sobre todo, me he reído con las referencias alocadas a la tráquea: "colgando de su boca como un enorme cigarrillo mojado". En fin, no quiero decir más, sólo una cosa, espero impaciente tu próximo relato. Un saludo.. Teresa
Pues sería de terror la cosa, pero yo me he reído como un loco... Malditos chuchos de almacén... jajaja...
Abrazote.
Mundoyás.
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